LA VIOLENCIA… ¿UN CICLO SIN FINAL?

Escrito por: Sara Estefanía Collazos
Para: http://calicolumna.blogspot.com/


Este periodo, visto como un proceso político nacional, resulta de un lado de la confrontación de las elites por imponer desde el Estado nacional un modelo de modernización conforme a sus ideologías ya fuesen liberales o conservadoras, y el otro, el sectarismo localista que ahogaba a todas las grandes regiones del país. En general se puede decir que la rivalidad partidista que se acentuó a principios de la década del sesenta fue la principal causa de este fenómeno predominantemente rural al cual denominamos Violencia.

Seguir Leyendo...

Aparentemente la oleada de violencia tiene sus raíces a partir del asesinato de Gaitán en abril de 1.948, suceso que generó una de las asonadas más destructivas, masivas y sangrientas de la historia, y que cobró la vida de miles de personas en todo el país; sin embargo mucho antes de lo que hoy conocemos como El Bogotazo, ya se habían suscitado enfrentamientos, en su mayoría entre liberales y conservadores, colocando a la nación de aquel tiempo en un contexto bipartidista y excluyente. La confrontación entre estas elites alcanzo el clímax en el segundo semestre de 1.949, su causa inmediata fue el ascenso del caudillo conservador Laureano Gómez, este hecho provoco de inmediato una gran resistencia liberal, que posteriormente se organizo en guerrillas, que no sólo hizo que el gobierno se proclamara en estado de sitio, sino que acentuó las luchas entre liberales y conservadores. La Violencia mirada desde esta perspectiva tiene su causa fundamental en el sectarismo bipartidista, y la continua rivalidad entre los paridos políticos tradicionales, y por quien se queda con la hegemonía del poder. Por otro lado, durante este periodo, las elites tuvieron gran influencia de la Guerra Fría, para redefinir el orden político basado en la familia patriarcal, la afiliación partidista y el catolicismo tradicional.

Durante este periodo, la violencia como mafia, basada en las rivalidades económicas también tuvo gran auge, sobre todo a partir de 1.954, las empresas criminales tenían objetivos económicos específicos, en un contexto caracterizado por la fuerte estratificación entro de grupos medios, la lejanía del Estado central, la omnipresencia y pugnacidad de las redes políticas locales y la fragilidad de los derechos de propiedad, que generaban conflictos principalmente por la tierra. Esta mafia, al igual que muchos tipos de conflicto que existen en la actualidad, era una violencia totalmente “legitimada”; ya que era vista como un negocio, en una mentalidad vigente hasta el día de hoy, donde “el fin justifica los medios”.

Una de las principales características de este periodo fue el surgimiento de diferentes guerrillas revolucionarias a mediados de los años sesenta, y que hasta hoy, ningún proceso de paz de los últimos gobiernos ha podido conciliar. Guerrillas que si bien en un principio nacieron con ideologías definidas de revolución socialista, para efectuar un cambio y así mejorar el país, conformadas por campesinos revolucionarios, estudiantes altruistas e intelectuales de izquierda, poco a poco se fueron transformando en grupos criminales al margen de la ley, caracterizados por su localismo y vandalismo, grupos que ya no busca el poder para llevar a cabo la revolución socialista, sino que se dedican al control clientelar de muchos gobiernos locales para así ampliar su control territorial, ya así la guerrilla de hoy en día se ha ido transformando en una próspera empresa militar de combatientes a sueldo, una vanguardia armada que perdió su mentalidad de cambio, y que para mantenerse utiliza recursos provenientes de el secuestro extorsivo, la extorsión y a la protección de cultivadores de drogas ilícitas que nacen de sus alianzas con poderosos narcotraficantes.

Estas guerrillas revolucionarias, entre las cuales se encuentran FARC, ELN, M-19 y el EPL, entre otras, junto a los grupos paramilitares, que hasta hoy siguen surgiendo, financiados por el narcotráfico, han sido los protagonistas de este “conflicto armado”, que lleva más de medio siglo azotando nuestro país, y que fue una de las principales consecuencias que dejo ese periodo de Violencia; estos grupos que surgieron como organizaciones guerrilleras cuyo fin especifico era transformar revolucionariamente el orden social y el Estado que lo protege, inspirados en ideas agraristas y comunistas, como también en la Revolución Cubana, se han ido degradando hasta llegar a lo que son hoy en día, un grupo que comete delitos de lesa humanidad, prácticamente terroristas, que si en un principio surgieron para el pueblo; hoy este mismo pueblo es su “carne de cañada”, para cometer sus atroces delitos. Hablando específicamente de las FARC, que son el grupo guerrillero que hasta pleno siglo XXI ha logrado mantenerse; es un grupo en muchos aspectos debilitado, no sólo ideológicamente, sino en cuanto a recursos físicos; y esto se debe en gran parte a la política de “seguridad democrática” del actual presidente Álvaro Uribe, que si bien le ha dado duros golpes a las FARC, no las logrará acabar hasta que asuma una verdadera política conciliadora, donde se lleguen a acuerdos que satisfagan a ambas partes, y así se pueda llevar a cabo el cambio que tanto se ha esperado.

Podemos analizar como a medida que pasa el tiempo, y con el transcurrir de cada gobierno, y sus fracasados procesos de paz mal fundamentados, se van adhiriendo más actores al conflicto, en búsqueda de sus propios intereses, utilizan cualquier medio, por atroz que sea, cualquier alianza para llevar a cabo sus fines, y es allí cuando se pierde el sentido de la política y la verdadera función de nuestros gobernantes, porque a veces pareciese que lo mismo que en su momento paso con las FARC, ahora pasara con la mayoría de los que conforman nuestro gabinete nacional; y una muestra de esto es el fenómeno de la para-política, esas alianzas entre nuestros legítimos gobernantes y paramilitares, esas campañas electorales de muchos gobernantes financiados por dineros provenientes del narcotráfico, tema que no es nuevo en nuestro país, pues sólo basta traer a colación el famoso proceso 8.000 que se le efectuó a Ernesto Samper Pizano, a quien se le juzgó de haber ganado las elecciones presidenciales, porque su campaña la había financiado dinero de los Rodríguez Orejuela. Y lo que tienen en común el gobierno de hoy en día con las FARC, es ésa misma perdida de ideología, donde no se está trabajando en pro de los ciudadanos, sino que se lleva a cabo alianzas ilegales, que contribuyan al cumplimiento de los intereses de unos pocos, y no de la gran mayoría como debería ser. En muchas otras ocasiones se recurre al clientelismo, o a la misma extorsión, para ganar las campañas electorales, poniendo en duda la verdadera legitimidad de nuestros gobernantes.

Al igual que sucedió con los grupos guerrilleros, los paramilitares son otro de los muchos actores que conforman el conflicto o La Violencia colombiana. Son un grupo que en un principio surgen al igual que las FARC, como una autodefensa en contra de las guerrillas de aquel tiempo, que busca legitimación; pero que con el pasar del tiempo, hicieron alianzas con el narcotráfico, y finalmente los grandes latifundistas fueron los que reorganizaron las Autodefensas, llevando a cabo exterminio de grupos y partidos políticos y cívicos, sindicatos, asociaciones campesinas, funcionarios públicos y periodistas; pretendían ser un modelo anticomunista en el plano nacional, y generar status político oponiéndose a todo tipo de iniciativas presidenciales; tejiendo al igual que hoy en día complicidades con organizaciones políticas, e incluso con políticos a nivel nacional.

Por lo anterior se puede deducir que el comportamiento y las acciones de los paramilitares no han cambiado mucho desde sus inicios; y que al igual que las guerrilla y la misma Fuerza Pública, y algunos políticos aunque en distinta proporción han sido responsables de asesinatos, masacres y desaparición de civiles; siendo este ultimo un tema controversial de la actualidad política y es el exterminio de civiles, por parte del mismo Ejercito Nacional para presentarlo luego como “positivos”, guerrilleros muertos en combate, ante sus altos mandos. Este fenómeno de los falsos “positivos”, es otra muestra de las nefastas consecuencias de este periodo de Violencia, que a veces pareciese no tener final.

((•)) Escucha Este Artículo

OPINIONES SOBRE ESTE ARTÍCULO

Recuerde que si no posee una cuenta de google o de OpenID para realizar su comentario, puede hacerlo seleccionando en la lista debajo del formulario “Anónimo”.

0 Opiniones to "LA VIOLENCIA… ¿UN CICLO SIN FINAL?"

Publicar un comentario

Tu opinión es importante – Formúlala aquí