Escrito por: Carlos Alberto Arango Schütz
Para: http://calicolumna.blogspot.com/
En la actualidad Latinoamérica comparte el nefasto destino que otras naciones de África y Asia han vivido desde la institución de la democracia como la forma de gobierno estándar. En estos continentes se han constituido democracias que dan espacio para el autoritarismo y la demagogia, democracias que han logrado destruir marcos legales para lograr aspiraciones y satisfacer intereses individuales que no se compaginan con los intereses nacionales, ni mucho menos, con la voluntad general de aquellos pueblos que se han dejado llevar a un extremo de ignorancia que les impide sacudirse el yugo de aquellos que se han llamado salvadores y ahora no son más que victimarios promotores de políticas anti-democráticas y criminales.
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Colombia no es la excepción a la regla, desde los tiempos de la independencia se han querido instituir gobiernos vitalicios, totalitarios, autoritarios y paternalistas. En la madrugada del miércoles dos de septiembre de 2009, se aprobó satisfactoriamente en la cámara de representantes el referéndum que abre las puertas a la perpetuación en el poder, a la demagogia y al terror de sumarnos a la lista de países sin libertad política y derecho a ejercer una verdadera autodeterminación nacional.
Para: http://calicolumna.blogspot.com/
En la actualidad Latinoamérica comparte el nefasto destino que otras naciones de África y Asia han vivido desde la institución de la democracia como la forma de gobierno estándar. En estos continentes se han constituido democracias que dan espacio para el autoritarismo y la demagogia, democracias que han logrado destruir marcos legales para lograr aspiraciones y satisfacer intereses individuales que no se compaginan con los intereses nacionales, ni mucho menos, con la voluntad general de aquellos pueblos que se han dejado llevar a un extremo de ignorancia que les impide sacudirse el yugo de aquellos que se han llamado salvadores y ahora no son más que victimarios promotores de políticas anti-democráticas y criminales.
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Colombia no es la excepción a la regla, desde los tiempos de la independencia se han querido instituir gobiernos vitalicios, totalitarios, autoritarios y paternalistas. En la madrugada del miércoles dos de septiembre de 2009, se aprobó satisfactoriamente en la cámara de representantes el referéndum que abre las puertas a la perpetuación en el poder, a la demagogia y al terror de sumarnos a la lista de países sin libertad política y derecho a ejercer una verdadera autodeterminación nacional.
Este fenómeno reeleccionista no se ha dado únicamente en nuestro país, en Venezuela Chávez ha logrado modificar la constitución para prolongar la disque “revolución socialista del siglo XXI”, en Ecuador Rafael Correa logró la presidencia por segunda vez y en muchos otros países de nuestro vecindario se ha venido dando este suceso, en el cual la izquierda y la derecha giran en rededor de dos objetivo, el fomento del caudillismo y la implementación de una fachada democrática para un autoritarismo y despotismo por parte del jefe de Estado de turno.
Este fenómeno ha cerrado las puertas a la verdadera Democracia representativa, en la cual los diversos partidos y corporaciones políticas representan la voz del pueblo y se cumple a cabalidad la máxima “vox populi, vox dei” (la voz del pueblo es la voz de Dios). Además el fomento de estas políticas que permiten el autoritarismo y la perpetuación del poder han desmembrado aquella frase que dice: “La democracia es el arte de contar cabezas en vez de cortarlas”. La democracia en estos países, ha dejado de ser el instrumento del pueblo para gobernarse y se ha configurado como el mecanismo predilecto de aquellos demagogos que se han aprovechado de la ignorancia y la falta de educación del pueblo, para instaurar regímenes que desglosan y transforman los mecanismos democráticos a beneficio de ellos mismos u otros detentores del poder.
Durante todo el proceso del referéndum para promover la reelección del presidente de la República Álvaro Uribe Vélez, se destruyó el proceso legal y se transformó la ley en un asunto que se podía moldear de acuerdo a los intereses de este gobierno corrupto y fanático de la compra de votos mediante la asignación de puestos en embajadas y de puestos notariales.
En todo este procedimiento ilegal llevado a cabo en el congreso se dejó ver un suceso muy familiar que nunca se ha erradicado de la política nacional, los representantes del pueblo colombiano que ha sufrido los falsos positivos, la crisis diplomática de Colombia, la conformación de una política de seguridad democrática que no asegura sino que violenta autoritariamente la seguridad social del país y la conformación de un gobierno basado en la censura de la realidad; actuaron conforme los interés privados de aquellos que compraron su poder como representantes para hacer la diferencia. El clientelismo no ha sido superado por nuestro país y probablemente como en todas las demás naciones que comparten esta democracia clientelar nunca será erradicado.
El clientelismo, las alianzas oscuras de los supuestos representantes de la voz del pueblo, la corrupción de este Estado y la ignorancia del pueblo en materia de política le han abierto la puerta a la aceptación de los discursos de un presidente como Álvaro Uribe, quien habla de seguridad democrática como la opción al conflicto y la inversión extranjera como la solución a todos nuestros problemas económicos y de atraso tecnológico; estas son dos opciones que constituyen sus dos únicos lineamientos políticos y los cuales le han abierto las puertas a la posibilidad de implementar cada vez con mayor intensidad la demagogia como elemento constitutivo y absoluto en todos sus discursos.
Las figuras paternalistas que encarnan personajes como Uribe, Correa o Chávez han constituido un freno para la implementación de una verdadera conciencia en la población, las políticas constituidas bajo el concepto de que los individuos del pueblo son hijos que no tienen la suficiente visión para decidir su futuro, ha llevado a la promoción de referéndums que cierran la puerta a la democracia e instauran un autoritarismo absoluto sobre aquel pueblo que debe ser gobernado “con mano dura y puño cerrado”.
De esta forma bajo la obtusa línea del absolutismo y la divina imagen de aquellos que alguna vez se auto denominaron mesías de sus patrias, se pierde la libertad y los pueblos se alistan para el yugo del autoritarismo totalitario, legitimado por un orden democrático, que ha favorecido a mayor escala a los detentores del poder que a aquellos pueblos que día a día sufren bajo las políticas que destruyen la identidad social y nacional.
A modo de conclusión, la democracia en Latinoamérica está lejos de corresponderse con la idea general de la democracia, el caudillismo y la demagogia han sido y muy seguramente seguirán siendo los instrumentos predilectos de aquellos detentores del poder, que usan esta fachada dado que por presión internacional es necesaria para el mantenimiento de las relaciones comerciales y el enriquecimiento de la clase gobernante y oligarca.
El referéndum es la prueba fehaciente que la democracia representativa está al servicio de aquel que maneje los hilos del poder político nacional. Esta iniciativa de ser apoyada y secundada por el pueblo demostrará que la demagogia es el medio que gobierna y que puede lograr el mayor apoyo para un gobierno criminal que violan el DIH, los DD-HH, que cede la soberanía al mejor postor y practica una diplomacia que ha dejado al país como la cenicienta de Latinoamérica.
La perpetuación en el poder es una cuestión grave para la implementación de una verdadera identidad nacional y la construcción de una democracia representativa que fomente la participación política y la cultura política. La implementación de períodos presidenciales cortos sin oportunidad a reelección, siempre fue hasta hoy en día, la reserva para impedir el surgimiento de regímenes autoritarios que se escondan bajo el telón democrático.
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